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lunes, 12 de septiembre de 2011

El principio es el fin, El fin, el principio.

A veces imagino que nuestra casa sigue siendo pequeña pero que nuestro huerto es enorme! que miro por la ventana y no hay vecinos, que desde las chimeneas salen ramas que levantan los techos, explotan los vidrios, hacen volar carteles, silencian bocinas.
Me gusta pensar que estoy tan sola que podrían gritar mi nombre tantas veces hasta olvidarlo. Hasta que las palabras suenen a letras y las letras a música.

A veces cierro los ojos y cuando los abro soy vieja, que los cierro luego y soy niña.
Camino por ese jardín antiguo perfumado a madreselvas con las manos llenas de lombrices, trato de cuidarlas del sol pero mi fuerza inexperta mata y deja escapar algunas. Las chicharras me aturden y me siento en un tronquito musgoso a descansar.
Con los ojos entreabiertos vuelvo a ver de lejos ese batón estampado, el pañuelo en la cabeza lleno de flores que perdieron el brillo por lo violento de los lavados. Son las manos negras de mi abuela que lo sostienen, los labios rojos y las canillas flacas.
Mi abuela no tenia huerta, tenía rosas. Tenía arboles, higos confitados, orquídeas y licor de cerezas. Senderos de tierra y sillas vienesas patas arriba en un sótano olvidado. Tenia un caminar gracioso, aroma a violetas y una risa despreocupada que atraía a todos a la casa de la Negra.
Tenía  manos de cocinera, estantes sucios de grasa y un ventanal enorme lleno de vértigo. Tenía cerca la vía que ya era vieja cuando ella lo era. Tenía cantos, que es lo único que recuerdo de su voz.
Había tardes que se hacían noches de largas conversaciones con vecinos y paseos mañaneros al museo con la chismosa llena de frutas y verduras. Había una caja con secretos, y una risa estampada enmarcada en lentes redondos y pesados. Había picardías y estaba Betty. Mi abuela y Betty eran el alma de la fiesta.

Con los ojos entreabiertos veo las tardes de domingo, la madera torneada de la mesa de comedor, el mantel de hule y la harina que empezaba a volar a las 5 de la mañana, los tallarines mas largos del mundo.
Doblo mi cuello para el momento mas terrorífico del día, las arañas entre los tirantes de pinotea del techo amenazan con caer en mi plato, o lo que sería peor, en mi cabeza. Nunca cayeron, pero hubiera sido divertido ver bajar alguna bailando en la tela hacia el centro de la mesa a ver como reaccionaban las 20 personas que siempre decían que eso no iba  a pasar.

Había sobremesa con vino y siesta de muchos, los dormitorios llenos de ronquidos con las puertas abiertas hacia el patio, postigos despintados y pisos de madera crujiente que nos delataban a mi hermana y a mi.
Había un cristalero y una bañera, un mueble y una obsesión que llevo conmigo.
El cristalero tiene una puerta que no abre, que antes guardaba los licores, esa puerta solo la abría ella. Alex, Rosendo y mi padre han tratado sin éxito. Yo no la voy a forzar, me gusta pensar que todo sigue ahí.


Todo empieza y termina entreabriendo los ojos

ahorias, lechugas, zanahorias, lechugas.

El comienzo de las flores del coliflor..

es el fin del invierno!

sábado, 5 de septiembre de 2009

Petit Carrot

Santa Rosa nos dió hoy un pequeño respiro. Algunas horas de sol me hacen participar en la procesión de los semilleros desde nuestro comedor al fondo. Vasos, latitas, bandejas, tazas, tapitas y recipientes de yogurt ahora si se sienten útiles. Pimientos, physalis,melones, albahacas, gojis y aromáticas los completan.
Los tomates de producción propia crecen rapidamente en una carrera contrareloj contra el espacio de nuestro jardín. Creo que se me fue la mano con las cebollas que ahora visten todos los canteros y aun les quedan dos meses mínimo de estancia. Alguna se va a tener que sacrificar.
Todo esto lleva a que cualquier espacio sea aprobechado, suelo, pared, macetas, latas y cajones. Es interesante como las ganas y el poco espacio nos ponen creativos.
Es así como algunas cosas esperan su turno y otras esperan para salir. Hoy les tocó a un cajón zanahorias que rapidamente fue rellenado con lechugas. La huerta tiene sus tiempos y estas lechugas pedían a gritos mas tierra para crecer.
En cuanto a las zanahorias no había muchas sorpresas ya que hace un mes vengo sacando de a una para enalada, ya del cajón quedaban unas pocas. Son muy graciosas, retorcidas y regordetas. Crecieron de esta manera porque fueron plantadas en semillero y luego trasplantadas a su lugar definitivo. Esto no se debe hacer ya que da como resultado zanahorias de diferentes tamaños y de formas extrañas. A ellas no les gusta para nada el trasplante pero a mi me gustan mucho las formas extrañas.
La próxima vez tratare de trabajar bien la tierra, abonarla y agregarle arena para que se vuelva mas liviana y plantarlas directamente en tierra o donde vaya a ser su lugar definitivo, pero creo que voy a extrañar a las peculiares zanahorias de esta temporada.


miércoles, 5 de agosto de 2009

La Segunda Parte

Estos dos ultimos dias el invierno nos viene dando un descanso. Sol, más humedad, las nubes amenazan pero no ha llovido. El verde va tomando el jardin de a poquito, muy disimuladamente se estan asomando los nuevos brotes de los rosales y del mburucuyá.
Hay muchos planes para esta primavera, nos sentimos bien al estar mas preparados que el año pasado. Pintar paredes, macetas nuevas, semillas de amigos del mundo que esperan su turno en semilleros, en fin, muchas ganas de crear. Creo que nuestras cabezas estan apuradas, pero según Madonna eso esta bien, y si lo dice la señora habra que creerle no?
Y como estamos apurados dos dias después de los semilleros de invierno aca van las fotos de como evolucionaron, y como estan hoy.


Zanahorias en cajones. De los semilleros a los cajones pasaron muchisimas pero se deben ir raleando, o sea, sacando las que estan apretaditas para que tengan mas espacio para crecer. Las que vamos sacando son chiquititas pero super dulces.



Los puerros crecen lentamente en un canterito de un metro por un metro y comparten espacio con unos pocos ajos que plantamos para ahuyentar a las hormigas y todos brotaron.



El cantero de las lechugas, los brócolis y una plantita de perejil que se mudó hace poco y se recupera de un ataque de hormigas.


sí se ven todos de cerca...


Los repollos los hemos dividido ya que no habia espacio para todos en la bañera.


















Por último las cebollas coloradas que han repuntado mucho estos días y a las cual debo regar menos y sacarles las malas hierbas que acechan. Ojo, lo de atras es perejil!